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La Helennn ataca mirando para otro lado

Comentario sobre el artículo de John Tolva: La herejía del hipertexto: miedo y ansiedad en la Edad Tardía de la imprenta

En el extenso artículo John Tolva reflexiona a cerca del reciente fenómeno del hipertexto y analiza los desafíos, beneficios y miedos que se nos presentan. No se plantea si los ordenadores van a transformar o no las nociones de escritura y de lectura, sino ¿cómo lo va a hacer?

 

En primer lugar el autor habla de que estamos viviendo en la época de los incunables digitales, haciendo alusión a la época de los primeros libros impresos. Y hace referencia a los cambios a los que nos estamos enfrentando con la aparición de la nueva textualidad electrónica. El momento en el que nos encontramos es, según él, un momento de lenta transición de la cultura de la textualidad escrita a la electrónica, en la que la tecnología está empezando a ser utilizada en los medios académicos.

 

Tolva resume, de forma un poco caótica, reflexiones propias e ideas de diversos autores sobre esta revolución de la cultura global y estudia sus aspectos positivos y negativos.

 

Los temores del mundo de la cultura escrita son numerosos, desde los augurios sobre la desaparición del libro, a la consideración de que la palabra digital es más un ente, una abstracción que una presencia física, pasando por la pérdida de la memoria, la asociación creativa y la asimilación. Una de las argumentaciones negativas mencionadas en el texto me parece interesante, ¿puede el hipertexto desorganizar el pensamiento, dispersarlo? Su interconexión no jerárquica puede variar la linealidad a la que estamos acostumbrados en los textos escritos, ¿es esto positivo o negativo?

 

También hay que tener en cuenta el potencial democratizador de la palabra digital, el hecho de que su distribución sea sistemática, su reproducción infinita y su accesibilidad universal, la hace más igualitaria, dinámica y participativa. Se trata de voces sin filtrar, lo que implica libertad para seleccionar, aunque haya que aprender cómo. Resulta asimismo interesante la reflexión a cerca de que el texto digital no necesita autor y no se ha diseñado ningún modelo económico que explique su producción y distribución en esta sociedad capitalista.

 

Desde mi punto de vista deberíamos apreciar más los aspectos positivos de este fenómeno, ya que la historia nos ha enseñado que no hay por qué temer a los avances, que estos no implican que lo anterior desaparezca o caiga en desuso. Los medios de comunicación han ido transformándose y evolucionando sin eliminarse entre sí, pero a pesar de ello cada vez que aparece un medio nuevo surgen las alarmas.

 

Una misma palabra significa exactamente lo mismo sobre el papel que en la pantalla, pero es posible que como se pregunta Tolva, el medio afecta a cómo pensamos a cerca de las palabras.

 

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